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MÉTODO SĀTĪ:

Ejercicios básicos de concentración y atención (iii).

Paisaje huerto jardín: el huerto agro-ecológico.

El cultivar un huerto de la comunidad
Cosecha de Apple
Manzanas caídas
Bayas
Arandanos
Arándanos en la vid
Limones
Frambuesas
Frutos tropicales cerrar

Una de las razones por las cuales iniciamos el año 2012 una investigación interdisciplinaria que unía la Estética, la Educación y la Agronomía, fue el haber descubierto el rol fundamental que cumplía la Naturaleza en el bienestar del ser humano. Esto lo habíamos notado paralelamente en estética y agronomía. En Estética, en el contexto de los cursos dictados en el Instituto de Estética, donde explorábamos la noción de experiencia estética, no solo desde la teoría sino mediante ejercicios con los sentidos para el desarrollo de la percepción, éstos confluyeron en la re-conexión de los alumnos con la naturaleza y, en Agronomía, a través del curso de bio-huerto, donde los alumnos mostraron igualmente, una reconexión con la naturaleza, a través de un “habitar” del espacio donde se desarrollaba la cátedra. Ambas instancias tenían en común la experiencia de la naturaleza y, al mismo tiempo, los alumnos expresaban cómo esas experiencias los ayudaban a sentirse más plenos, tranquilos y felices, tanto física, como emocional y mentalmente.

En ese momento, pensamos en el rol fundamental que tenían el cuerpo, las sensaciones y las emociones en el aprendizaje de los alumnos. También recordamos que la relación con la naturaleza en Chile estaba excluida de los espacios vulnerables. Pensamos, entonces, en la relevancia que pudiese tener, en el contexto educativo, la presencia de la naturaleza, no solo como un espacio de aprendizaje sino como un espacio de ocio y de desarrollo de la sensibilidad y de la inteligencia emocional, unida a la experiencia de contacto con los sentimientos, tales como, gratitud, compasión, plenitud, entre otros. En general, no se considera que la presencia de la naturaleza, de espacios cuidados y comunitarios, rasgos propios de un bio-huerto, puedan influir en la conducta o actitud hacia el aprendizaje, hacia la transformación de la consciencia hacia el cuidado y el autocuidado o que la estética tenga un rol fundamental en la formación ética de las personas, algo que es obvio, en las culturas asiáticas tradicionales. Donde el contacto diario con la naturaleza, el arte y la sensibilidad, son considerados componentes básicos para formar la personalidad, incluso, una personalidad sensible y comunitaria.

Entonces, nos propusimos diseñar un curso de bio-huerto, al que, finalmente, hemos denominado huerto agro-ecológico, que integrara, simultáneamente, por medio del proceso educativo, la agronomía orgánica y la estética, incluyendo los aprendizajes sobre la tierra, las semillas, los almácigos, el cultivo, el compost, entre otras cosas, donde los estético, la sensibilidad fuera el aspecto fundamental del reconocimiento de los contenidos, básicamente, porque nos propusimos trabajar con contenidos y experiencias que requerían de los sentidos para un reconocimiento cabal de estos. Al mismo tiempo, mediante ejercicios, se iba dando cabida a la expresión de las emociones y sentimientos durante la instrucción, lo que derivó, naturalmente, en un aprendizaje rápido y pleno de sentido, al vincularse con lo que cada uno estaba experimentando.

A raíz de lo que observamos y conversamos con los profesores que cursaron el primer taller de Estética del huerto agro-ecológico,  conectándolo con la estética japonesa y la chacra en la cultura aymara, descubrimos que era esencial plantearnos la construcción de un espacio natural que integrara el entorno, el paisaje y que este huerto-agroecológico fuese además un jardín. Esto no sólo porque las plantas comestibles se benefician de las flores, sino porque la experiencia del ocio vinculada a la contemplación, era un elemento central de la experiencia estética de la naturaleza.

La construcción de un huerto agro-ecológico que integra mediante hitos arquitectónicos o vegetales el curso de las estaciones, del tiempo y aspectos destacables del clima, conducen sutilmente la atención, incitando la experiencia de los sentidos.

 

Al mismo tiempo, la implementación de flores de estación permite experimentar el proceso de las estaciones, asilando de manera natural, las distintas vibraciones de la vida expresada en las formas, texturas, olores y colores de la naturaleza, estimulando los sentimientos humanos. Al mismo tiempo, la combinación del jardín, de lo agrícola y lo natural, el paisaje dado, muestran espontáneamente el proceso de integración entre el trabajo y el ocio, dos instancias que componen el condimento de la existencia humana. Los espacios, destinados a los materiales, al descanso y al encuentro comunitario también son  fundamentales para vivir la naturaleza en sus distintas dimensiones.

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